viernes, 31 de diciembre de 2010

Relatos de un pulso.

Montañas que contornean pasillos antiguos. 
Con pasos de uniformidad.
Delirio de jóvenes vestidas en tazas de té.
Pimienta roja, le dijimos.
Arde en rojo y en encuadres negros. 
Con una simple mirada puede alegrarnos mañanas.
Y éstas palabras que me llevan a derramar lágrimas de felicidad y melancolía.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Un poco de cariño

Me intriga el tiempo y el desván. Curioso el enigma del bitácora. Diván donde dejé mecer mis últimas ansias, cantando exclusivamente palabras ya enunciadas. ¿Qué es de esas miradas que se sintieron alguna vez? Reposan intactas en la cúpula de la mente, o se van perdiendo con la intensidad de los días. ¿Dónde están las lágrimas que inundaron las tazas de café? ¿Y dónde está el amor, que yo tanto busco?
Gris celestial que se impregna en la atmósfera universal, por el mal manejo del humo. Ciudades atestadas y contaminadas, quieren salir a en busca de un poco de distinción. Así, el amanecer enfervorizado retorna azafranado y se vuelve noche. Por que de noche sufren las iris, por que de noche yo no te encuentro.
Inmensidad en carmesí. Se siente cuando no sabemos que más hacer alrededor.
Vamos, aliviame con un ósculo tibio, de manera que pueda devolverte la caricia. Deja en mí el encanto de un hipocampo y tarasquea tus labios hasta moldearlos completamente. Reincorporame. Caminame.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Café instantáneo

Ella sabía, lo sabía bien. Consumía palabras de un frasco de fresas bonitas que tenían sabor a lo que ya había vivido. Esos sueños que ya había soñado que la tenía grande. De pronto dijo: - ¿Somos felices?. Porque las redes algún día nos atraparán. Yo comía de esas redes que te atrapan. Redes seductoras y transparentes. 
Tu transparencia me agradaba, podía volar con solo pensar en el sabor de acariciar tu pelo; de acariciarte. 
También había un tigre, de esos peligrosos pero sabios, que le mencionó que cantando vería la luz. ¡Limón!.
¡Ácido! gritábamos. Esperando que algún alma los viniera a consolar, por el dolor que sentíamos todos. Dolor, sabor, risa... ¡Qué desgracia! No entendía una sola palabra, él me hablaba en código morse. Una raya y un punto y nuestros días estaban contados. 
Volviendo al tema... la tenía chica en realidad. Si,si ella lo había notado. 
Me reí, sí, el jueves era nuestro. Las oraciones brotarían.
¡Aaa! que no brote nada. Que sólo brote de mi corazón tu dulce amor.
Pd: La gelatina que está en la heladera es MÍA.