lunes, 28 de febrero de 2011

Trampolín de Rocas. (lo que siento pero sin sentido para el lector)

Es como una pincela o un saco de café; no importa. Es como hacerse cargo del secreto que Cupido le consiguió a Venus, su madre. Tenemos tiempo para portar la cruz, ahora debemos sembrar la aurora.

Solamente me asenté inmóvil sobre la silla de grana y escuché a la locutora o guía. Me transporté varias décadas antes con el sonido de un violín y salté del trampolín de la rutina frecuente. Su voz sintonizaba como un grabador a la hora de querer oír la radio. Y se nublaron mis ojos por el oro que pesaba en las paredes y la acústica del teatro.
Cuando vas por la ciudad y los panaderos sobrevuelan acampando en los cielos, es por que conducen los deseos de toda la gente. Ahora me dedico a juntarlos para en un tiempo soltarlos y reír. Y así coleccionar mis anhelos.
Soy de almendras y caramelo. Tengo los ojos como canela y vainilla. Me amamanto de la pureza de los pinos y le leo cuentos a los futuros momentos. 

jueves, 24 de febrero de 2011

Quiero ser un turista


No había emblema que me hubiera hecho reflexionar, y tampoco indicios en forma de maqueta. No quería desplazarme, no quería la evasión.
La lluvia resbala entre las grietas de la tierra y formaba charcas alrededor de los banquillos. 
Demacrado y consumido día en la tierra: No te vuelvo a pisar.
Conseguí lo que quería con la sorpresa de que nunca pasa lo que uno imagina.
Decidido y concreto: a veces la perfección no es lo que mas nos llama. Gigantesco, siniestro y repulsivo Buenos Aires. Hoy te desprecie, y seguramente mañana vuelva a adorarte.

martes, 22 de febrero de 2011

Placer y otras papas fritas.


No solo es la materia la que tiene un fin. Las sensaciones padecen el mismo hábito.

Los cínicos enseñaban que la verdadera felicidad no se conseguía por medio del lujo o cosas externas, ni siquiera preocuparse por la salud. La muerte o el sufrimiento no tenían que dar lugar al desasosiego. Tampoco el sufrimiento de los otros. Por eso denominamos cínico a la insensibilidad ante el sufrimiento de los otros.
Entonces, ¿Somos cínicos cuando nos reímos de las desgracias ajenas? Yo a veces río, sin intenciones de burla, pero lo hago. Dicen que suelen ser nervios asociados a no saber como controlar una situación. Pero a mi me surge como cínica en medio de un lago congelado, cayendo sobre mi propio fin, mientras se va desquebrajando el hielo.

Los estoicos rechazaban la idea de una diferencia entre individuo y universo, así como espíritu y materia. Para ellos sólo había una naturaleza. Y a ello se denomino monismo. El estoico Séneca dijo unos años mas tarde que el ser humano es para el ser humano algo sagrado. Y aquí me detengo. Los seres humanos se relacionan por medio de mil sensaciones. Hasta las que ninguno ha podido encontrarles un nombre o definición. Nos miramos y entendemos mil y un cosas que por medio de la palabra es casi imposible. ¿Nos necesitamos? Antes quería ser astrónoma y así poder explorar el universo querido que tanto nos llena el alma. Pero me dí cuenta que explorarnos a nosotros mismos, estudiar las religiones como los pensamientos frente al mundo que se fueron dando a través de la historia o, del pasado, presente y futuro que vamos encaminando día y noche, puede resultar lo bastante rico en sensaciones como para apreciar mas el espacio que llevamos arriba o el microscópico mundo que a veces destruimos con tan solo un paso. ¿Somos los únicos con la capacidad de razonar? Es lo que confirman, lo que se da como confirmación. Pero yo deseo refutarlo. Quiero tener mis dudas.

Los cínicos y los estoicos tenían en común un pensamiento sobre la felicidad: el ser humano debía librarse de todo lujo material. Sin embargo Sócrates había tenido un alumno que pensaba que la meta de la vida debería ser conseguir el máximo placer sensual. El mayor bien es el deseo y el mayor mal es el dolor (la meta o fin de los estoicos y cínicos era aguantar el dolor, lo cual difiere a aplicar todos los esfuerzos para evitar el dolor.) Este decía que era importante evaluar el resultado placentero siempre con sus posibles efectos secundarios. O también que un resultado placentero a corto plazo tiene que evaluarse frente a la posibilidad de un placer mayor, más duradero o más intenso a largo plazo. Y no solo debía ser un placer sensual, sino que también pertenecía a al estrato de la amistad.
Luego muchos epicúreos (quienes pensaban de este modo) evolucionaron en el sentido de una obsesión por el placer. El lema fue: vive el momento. La palabra epicúreo se usa hoy despectivamente para hacer referencia a vividor.

Placer. Ciertas sensaciones que nos dan gusto. ¿Puede el placer hacernos daño? Y no hablo de accionar de modo excesivo frente a lo que busquemos, ni hacer cosas que no deseemos por placer. Es decir, cosas que nos den placer aunque sepamos sus efectos secundarios o situaciones que vayan en contra de nuestros principios. Quiero decir que el placer puede dejar marcas en el cuerpo, no en el alma, y que un tumulto de seres humanos lo vean ofensivo. Entonces solo queremos al ser humano que nos da placer (por que ahora sí, no me refiero a saborear un chocolate), pero con nuestras dudas. ¿Quién tiene razón: el ser humano que ve las malas formas del placer y nos detiene o el ser humano que nos otorga placer? Y este último si nos lo entrega ¿Es porque nos desea, o por que no ama? Las dos palabras abrazadas serian la gloria. Pero no siempre van por la misma vereda. 
Puede atraernos lo malo. De hecho yo me inclino hacia algunos seres humanos que llevan palabras en la frente como: rudo, malo, seductor y erótico. No obstante existen los seres introvertidos que el cariño y la dulzura les chorrean de lado y lado. Pero no tienen el carisma que a veces se ansia. Puedo reírme de las complicaciones femeninas o intentar elegir entre lo que deseamos, nos haga mal o nos brinde felicidad, y lo que nos arrulla en el silencio estremecedor hacía las dos de la mañana, aunque no se consiga comunicación.

Soy la típica hembra bañándome en un tinte rojo repleto de burbujas clandestinas. ¿Podemos salir de la tina o rebalsar el tinte?


lunes, 21 de febrero de 2011

Hacer planes para concretarlos

Comienzo a comprender el concepto de libertad que hace referencia a la independencia. Empiezo a determinar y distinguir la noción propia de la felicidad. Aun sigo sin entender ciertos razgos que tiene la duración de las fuerzas que rigen la temporada o el tiempo dorado. Las ideas son como un cristalino diagrama que se va formando a partir de acciones que van transcurriendo con el paso del ciclo. Nunca había entendido la frase de John Lennon: La vida es aquello que va sucediendo mientras estamos ocupados haciendo otros planes. Y si la comprendo, no la comparto. Al menos eso creo ahora.
Ultimamente la felicidad se apego a mí como una delicada gota de miel, recorriendo mi  piel. Escuchando I Will de los mas asombrosos, comprendi lo que no comprendo. Ame lo que extrañaba y recordé lo olvidado. Como un eterno resplandor de una mente sin recuerdos. 
Quiero una taza con mi foto. Quisiera vivir épocas pasadas. Me gustaría que el sol vea cuando le sonrio a la vida, porque voy a empezar por darle a todos un poco mas. Distinguir la diferencia entre placer y felicidad abre mejores puertas. Así como lo que necesitamos de lo que queremos.
Un pequeño párrafo de una Elefanta con bucles.

sábado, 12 de febrero de 2011

Vals de las flores.

Podríamos vivir unos docientos años, y sin embargo no me alcanzaría el tiempo para decirte todo esto. Jugarías a descubrir cuantas miradas se cruzaron; contarías cada bello proveniente de su pecho. Me contaste sobre tus planes para un futuro impreciso. Viajar a la luna, construir una casa. Llevarías a tu luna, un felino cariñoso que te cuenta historias antes de dormir. Y así mecerte en tu silla escuchando dulces melodías.
Entonces los celos aparecen. La luna se queja. Poca atención hacia ella, mucha hacia tu cuentacuentos. Pero está bien, el pasto no estaba pintado de verde en ese entonces. Esa noche las hojas verdes decorarían nuestros cuerpos. Serían tus dos amores fatales.
Y estaba mi historia también. Yo atravesaría el universo para llegar a él. Con todo mi amor para ti, querido sol, querido amor. Bailar en tu fuego, en tu calor. Me visitarías, eso me sedució a seguir con mis planes. Vos, mi madrina. Ella, llevaría mi vestido, me acompañaría al altar dejando un rastro de estrellas a su paso. También estaría mi galán de etiqueta, ese que siempre me saca una sonrisa. Bailamos el bals con meteoritos de fondo.
Esto va a durar todas nuestras vidas. El estar juntas jamás se va a terminar.

jueves, 10 de febrero de 2011

Violencia volátil


En el microcentro de mi corazón, cientos de aves se independizaron demostrando afecto en forma de ósculos subterráneos. Atravesaron los compartimientos y dejaron impregnadas sus querencias. La situación no era redimible, dada la escasez de reclutas sanguíneos, y por lo tanto una grieta insignificante empezó a resquebrajarse. El eslabón superior de la mitad izquierda hizo contacto con una golondrina blanquísima, que retorció sus alas y se abalanzó sobre una de las venas. El conducto se atracó y comenzó a hincharse. Una bandada de avecillas negras rompió la cutícula externa e invadió el paisaje. Aparentaba ser un conflicto ofensivo, pero finalmente se instaló una guerra.
Un cuarto de las blancas sólo habían querido conmemorar su liberación, otras tantas jugueteaban con la situación pero habían dejado marcas entre tontería y tontería. Las negras invadieron el sitio ciegamente, actuando por reflejos. Y algunas libélulas hurtaban sangre, aprovechando la condición colectiva del momento.
Todo era un revoltijo. Algunas de ellas caían desgraciadas, por el manantial de líquido. Se conoce de otras que quedaron impregnadas en mi garganta como adhesivo, aunque no las haya sentido. Cerca del núcleo se encontraba un parque de entrañas sensibles  al sonido. Allí vivían insectos pasivos que fumaban habanos prometedores. Es decir, el propio humo del cigarro podía apaciguar la situación de modo que todos tomaran conciencia de los hechos. Y aunque solamente era una leyenda de las afueras de mi corazón, esos bichos raros la estaban aplicando.
No hubo intervalos ni mordiscos atónitos. Ni siquiera rendiciones. Pero al fin y al cabo todos continuaban luchando por diversión o entretenimiento. Y llegada la hora de darse cuenta, una serpiente califa que se alojaba en lo profundo de mí ser, salió a demostrar la barbaridad de la lucha que estaba finalizando. Fracturó nuevamente los conductos, ya que de por sí ésta era mil veces mas grande que mi propio corazón. Respiró el aire aprisionado y emergió velozmente por alguna fosa encontrando su punto final en mi ojo derecho. Estropeó el iris y llevándose consigo un caudal de sangre, tomando velocidad, extendió sus alas de ave reina.

lunes, 7 de febrero de 2011

Dentro de cada eslabón

Ciertamente existe un lugar donde a uno le gustaría escurrirse, como las gotas del limón. Una valija, un gabán y el trazo de mi pintura desfigurado. La terminal estaba repleta de gente desconocida y apática. Yo quería volcarme el cielo en la cien y que se inunde mi cara. Por que yo deseaba quedarme o evadirme en la boscosidad. Por que los obstáculos me estaban irritando.
Sollozar con motivos contables hace a la mujer un poco mas sabia. Transforma al paraguas encarnado, en un reptil simpático y obtuso que se aparece varias veces por la misma avenida, engendra lo perverso. Me quiero mudar. Me voy a mudar de planeta.
Las dificultades se nutren de los olvidos ajenos y de los propios. Se dispersan con el viento o se vuelven marea. Las nuevas experiencias se hacen dichosas y turbadas. Yo sigo con lo mio. Que es mio y de nadie mas.