sábado, 29 de enero de 2011

Calma.

Una mañana me desperté. Como todas las mañanas hasta ese día. Tomé el par de pastillas: la color cobre y la que parecía musgo. No precisaba agua, ellas se deslizaban por mi garganta como si fuera un tobogán de niños. Medité unos momentos; sí. mi día iba a ser rutinario. Me levanté suavemente, un golpe seco cruzó mi mente. Apoyé los pies en la alfombra; sentía como la lana avejentada se entrometía entre mis dedos. Me asomé por la ventana. Al otro lado no había paisaje; eran fríos edificios. Recorrí la habitación con la vista. Las medias de nailon continuaban acostadas en la esquina. El cuadro de Elvis seguía torcido. Mi vida continuaba pasando.
Lavé mis dientes y degusté un café a medio hacer. La energía no me había alcanzado. Me recosté nuevamente. Me obligué a levantarme. Calzada apunté hacia la puerta de entrada. La manija contrastaba con la frigidez de mi cuerpo. Se había hallado al sol toda la estación. Crucé el pasillo y apreté el botón de planta baja. Caminé un par de cuadras a paso lento, mis piernas comenzaron a resistirse. Mi columna cada vez estaba más encorvada. Mis dedos temblaban.
Entonces, a marcha mareada, retomé camino hacia mi domicilio. No lo logré. A los poco metros, caí sin resistencia alguna hacia el duro empedrado. Mi cuerpo comenzaba a estar cada vez más a baja temperatura. Las voces se desvanecían. Sucumbí en pensamientos blancos. Aún recuerdo con aprecio mis días de rutina.

martes, 25 de enero de 2011

No quiero que lleves de mí, nada que no te marque.

Tras el correr de la cristalera, el viento comenzó a derramar juicios y reflexión. Cuando John Lennon llevó a su hijo Sean al jardín botánico divisaron una flor, calificada en inglés Double Fantasy. "Es un tipo de fresia", había dicho luego. Pero para ellos era otro el significado: cuando dos personas se imaginan lo mismo, al mismo tiempo" Ahí está el secreto. Un ser que ejerce la facultad de saber lo que otra persona está pensando, es un ser con la capacidad de estrellar ciertos límites. Pero existe la fascinante experiencia de coexistir una determinada cantidad de días con alguien, y que los pensamientos se vuelvan miméticos. Sin embargo el resplandor de las ideas elabora en mí un efecto peculiar. Conozco de modo anticipado ciertas acciones o movimientos. ¿O será que las manejo? ¿Me conduce o me enseña? Demasiado lírico.
El mar plateado de celofán compone un rubor para la luna. En la noche los fuegos artificiales ya han sido acontecidos, y van dejando estelas en forma de unicornios de hilo. Ciertos colores se expanden en mi mundo manifestando algún tipo de guía. Pero no tiene rótulo. Y la niña del ribete sólo escucha música punk, tratando de buscar en la gente o en las hojas de los árboles ciertos movimientos que le otorgaran a ella la idea de que bailan con aquel ritmo. "Me hiciste sentir el sabor de mi propia cocina"

domingo, 16 de enero de 2011

Hechizo

El aguacero y la ventisca cacheteaban mi cara. En el subterráneo la gente había empezado a acumularse esperando que acabara la nervuda precipitación. Mientras, yo era dichosa.
En la morada, el vapor murmuraba placeres y los bombones de cacao acompañaban el té. El poker había empezado un poco después de acabar con el infausto truco. No custodiaba esperanza ni atesoraba azar. La tarde se volvía ocre y la inmutable desgracia estaba servida en bandeja. Juegos cerrados y abiertos fueron desplegando naipes y combinaciones.
A veces me incita el mentalizar. La concepción surgió de tal modo, que las cartas llevaban consigo los mismos números pero variaban en color. Lo elaboré unas tres o cuatro veces. Sin embargo la quinta, fue deciciba y desequilibrada. Las fichas se colocaron en el centro de la mesa. Los contemplé a cada uno de ellos e imaginé una exquisita situación. Sus jugadas eran absurdas. Los miré con una sonrisa y desplegué los naipes impresionada. La riqueza era mía.
La vida lleva consigo pares dobles y simples. Podemos llegar a toparnos con un full o un color. Iniciar escalas y adjuntar casualidades que ella nos vierte. ¿Quién va a conseguir un poker? ¿Quién una Escalera Real? Esa que puede vencer a todas menos a una. Ella leyó su nombre dos veces y abarató su par doble.

viernes, 14 de enero de 2011

Telecabina mental


La luna es como un resplandor consistente que perdura ciertas noches y le otorga resplandor a nuestro orbe. Artemisa, su diosa, no es mas que un sobrevuelo mitológico. Pero una elevación fascinante.  ¿Tenemos una palabra que nos identifique? Podemos ser dioses de elementos materiales o de compartimientos afectivos. Divinidades y entes eternos de zonas inteligentes e ilegítimas. Husmear y atinar una dicción propia, hacerla inherente. Así, Atenea, diosa de la sabiduría. Ares, dios de la crueldad y Afrodita, diosa del amor. Yo quiero ser deidad.
Pinta sus ojos color clavel y un durazno que atiza la piel. Se convierte en mujer concupiscente, pero ella se viste para sí misma y para la integridad. Busca el equilibrio infinito entre ella misma y su propio mundo. Su boca azul se colma de arándanos rigurosos y masticables. Desobstruir sus talones para alcanzar la infinitud más cercana al soberano campo del cielo. Ella no busca el deceso, la caída o el crimen. Ella pretende andar a la caza de otros aires. Soplos soberbios que se fueron construyendo con la nigromancia del tiempo.
Quizás el equilibrio justo no sea escapar a todos las turbaciones y desasosiegos, y así creer que un está mejor consigo mismo. Sino atreverse a atravesar, dada la redundancia, el océano chispeante de aromas. Poseidón, capas de generar terremotos clandestinos para abordar la nave de sustentos a base de rabieta. Espero que no vuelva a pasar durante un extenso recorrido.
“Es la era de la telepatía” me aseveró. Y yo sonreí. A la  telecabina mental le es posible reconocer o saber anticipadamente ciertos instantes. A mí habitáculo. Podría ser esa mi palabra o mi función. Pero como ni la arpía sabe que vendrá luego, prefiero doblar por la siniestra y descubrir otros bosques.
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.” Mencionó Aristóteles. Y soy cada vez mas participe de aquella frase. No hay respuestas seguras ni preguntas exactas. El vigor es un enigma. Como la vista es al cuerpo, la razón es al espíritu”.
Quiero obtener un arrecife donde poder dormir despejadamente. Una piedra que se haga llamar Ana, que se me cruce cada vez que tenga que detenerme. Aunque también tendría un elefante, que representa el bloqueo a los obstáculos. Viviría en una extensa jofaina helada, pero asomaría mi cabeza al sol cuando quisiera salir del suasorio sueño.
“Está un poco apurada pero va despacio” Voy a empezar por cerrar los ojos.

martes, 11 de enero de 2011

Expectante alucinación

Desdichada, despreciada, y finalmente resucitó.
Tenía bien claro que nada la convencía, pero con sus labios ella me seducía.
Una taza de té revoloteaba entre mis dedos. Los nervios de apoderaban de mí. ¿Con que fin? Creo que mi cuerpo me quería contar que estaba enamorado. Jamás, le contesté.
Al otro lado de los campos, la lluvia nos acechaba. Eso me tenía confundido también. ¿Encontraría el camino al trono? Terminé por perderme.
Y más allá de todo, seguía mirándola. Aún no aclarábamos el proceso a la despartición. Me acosté en el suelo y dejé que el techo me aplastara. No era suplicio. Tampoco afecto. Y no, definitivamente no era pasión. Eso se lo dejaba a las novelas de ficción.
Y ahora lo repienso. ¿Habría tenido algo de razón mi despertar? ¿Habría jugado las cartas correctas? Quebré. Mi pecho se undió. El contestador anunció la baja tensión. Quizás pensé; soy malo en el azar.

lunes, 10 de enero de 2011

Me haces bien

Y como no extrañarte si estás a un centenar de kilómetros de aquí, con tu humo, tus venerables adicciones y esa gente que te hace tan bien. Como saber que día piensas volver, si tu rumbo no fue preciso y no conoces sobre que pies vas a caminar. Y sellá un rastro de luz, para que lo pueda seguir, y saciar mis sed. Te extraño, y sé que el tiempo es largo. Me quedaré sentada en la sala de espera, para cuando dispongas abandonar la habitación de fuego y pasar a buscarme, y así, irnos juntos hacia lo incalculable.

Quien la pesque con una cañita de bambú, se la lleva a Siu Kiu.

Hace tiempo que dejé el regocijo candente de la niñez. Sin embargo fueron tus letras, las cuales me hicieron trenzar mis piernas.
Cuando voy a llorar, mi nariz fabrica destellos cáusticos e inverosímiles. Los escritos se difuminan con el mar salado que corresponde de mis ojos y mis manos se empañan de inquietudes extenuadas.
Baldear la vereda del subnormal para dejarla ecuánime entre dos seres humanos. Ahora anhelo tus melodías que hicieron que me retuersa una y otra vez sobre aeronaves sublimes de candor.
Me dijeron que en el reino del revés nada el pájaro y vuela el pez. Que los gatos no hacen miau y dicen yes porque estudian mucho inglés. ¿Vamos a ver cómo es?Estamos invitados a tomar el té. La tetera es de porcelana pero no se ve,Yo no sé por qué.¿Porqué?
(a la Reina Batata, a la nena, no)
Y esta canción se terminó.

para Elena.

Me gustaría

Hace tiempo que no tengo ganas de reir y es una lástima porque la risa siempre incluye una viruta de revolución. Sobre todo cuando viene del sur y propones fuegos y tramoyas que los niños intercambian como figuritas.
La risa amanece como bostezo prematuro y todo porque en el sueño anduvo una alegría desnorteada pequeña y pasajera debajo de la sábana blanquísima.
Qué risa cuando uno se despierta y la madrugada está dormida.
No importa, la risa llegará mas acá o más allá de la frontera. Llegará como el viento con su vela. Como gorriones insignificantes, como alabanzas sin motivo o como amores no correspondidos.

Antes del fax, del modem y e-mail, la verguenza era sólo artesanal. La mecha se encendía con un fósforo y uno escribía cartas como bulas.
Antes los besos iban a tu boca. Hoy obedecen a una tecla send, mi corazón se acurruca en su sofware y el mouse sale a el disparate.
Cuando me enamoraba de una venus mis sentimientos no eran informáticos,pero ahora debo perdir permiso hasta para escribir con el news gothic.Te urjo amor que cambies de formato. Prefiero recibirte en times new roman;mas nada es comparable a aquel desnudo que era tu signo en tiempo de la remington.

M.Benedetti.

domingo, 9 de enero de 2011

Harta, cansada, rendida, agotada, destrozada, agobiada, enfadada, estar hasta las narices. Lagrimeo mentalmente, por lo mucho que te adoro y lo poco que me comprendes. Que este si, que este no. De nuevo este, pero siempre este hipotético caso de persona. Compañera, conocida, amiga, intíma, querida, amante de soles. Hasta mas ver.
ODIO A LAS PERSONAS A VECES.

Se escucha el sabor de nuestras bocas

Me quedé con tu olor y con tu retrato.
Sonrie la vista contenta. Danzan las pestañas en Buenos Aires.
Un tren pasa sólo si el abrazo se hace de a dos. Dime, cuando canten las arboledas y las aves vuelen, dime tu nombre. Llévate el nubarrón, yo te lo concedo.
Que demente es la existencia. Que demente el conejo que me viene persiguiendo tras travesías de sangre. De humor.

viernes, 7 de enero de 2011

Conejo hermético


Hermes, mensajero de los dioses griegos. De allí deriva la palabra hermético.
El destino es una pregunta y una respuesta que se fue dando a través de la historia. Los griegos lo consultaban por medio del oráculo. Sentada sobre una grieta en la tierra, Pitia comunicaba lo que Apolo sabía. No estoy segura de creer completamente en el destino, así como sus diversos significados lo indican. Pero si creo que existen fuerzas que viajan a través del universo y unen nuestras almas y mentes.
La mujer que miraba por el caleidoscopio mientras escuchaba Chopin, me dijo que la clave de la vida es el deseo. Que sepamos que es lo que en verdad deseamos, y así la vida nos guiaría sabiamente. Si llegamos a destino, a la meta de nuestro deseo, es puramente por nuestra actitud y valentía. Nuestra confianza que sobrepasa cualquier puente. Pero también se debe a las fuerzas naturales que hacen a este mundo más mágico. Fuerzas herméticas. Fuerzas mensajeras.

Sofistas: profesores y filósofos errantes. Personas sabías o hábiles. Opinaban que aunque existiera una respuesta a las preguntas filosóficas, los seres humanos no serian capaces de encontrar respuestas seguras a los misterios de la naturaleza y el universo. Punto de vista llamado escepticismo.
Gente que se acostumbra al mundo en el que vive. Que no es capaz de liberar su mente e indagarse. Adultos que se acostumbraron al mundo en el que viven. Que se olvidaron de ser niños, y dejaron oculta la capacidad de sorprenderse. Un buen filósofo es aquel que no deja de sorprenderse. No se acostumbra. Y eso es lo que tienen en común un niño y un filósofo. Y es aquel que sigue buscando respuestas sin dar por hecho que nunca las sabrá.
También están aquellos que creen saber todo. Que se halagan y juguetean con palabras que ni ellos entienden. Pero si les preguntas, entonces un desasosiego interrumpe lo que suponía ser la fortuna del saber, y el cuestionado se quedará perplejo. El oráculo contestó, en aquellos tiempos, que Sócrates era el hombre más sabio de Atenas. De este modo Sócrates fue a dialogar con un hombre mucho más sabio. Sin embargo el hombre no pudo contestar ninguna de las preguntas irónicas que Sócrates le hacía. Y así afirmó que el oráculo tenía razón.
De todos modos, Sócrates enunciaba “sólo sé, que no sé nada”. Decía que no sabía nada y eso lo inquietaba. Estaba siempre atento a aprender más. Quería para sí mismo más conocimiento. Es por eso que Sócrates era un filósofo y no un sofista.

Siempre me he cuestionada si lo que vemos es lo que en verdad es. Lo que es el mundo. A veces entre tanta sociedad y tecnología pierdo aquel sentido. Es como si no supiera diferenciar si esto es verdad. Lo que siempre se ha buscado: la verdad, la belleza y la bondad. Lo eternamente verdadero. Sólo imaginar dando vueltas sin distinguir dónde estoy, casi sin estar en mi eje, aunque sentada me encuentre.
Tocar un vaso en el cual se vertió agua helada. Masticar hielo, abrazarme con el calor de la estufa, ver el reflejo del sol en la mañana. Llorar con o sin música. Degustar los gajos de mandarina, el ácido de la naranja, el jugo de la ciruela. Un beso. Sensaciones que me hacen sentir viva. Viva. Viva como ser en un planeta de tierra y agua que se sostiene por una fuerza en la inmensidad del universo. La luna es mágica. Y eso lo que me anima a seguir filosofando.

Quiero cabalgar sobre el conejo blanco. A través de las noches en Venecia, y por las acuarelas de los museos. Quiero ser el puente que hace tu cuerpo. El yoga de tu hambre. La delicadeza de los otoños. Por que siempre preferí esa temporada invernal, aunque en octubre florezca la seducción. Por que empiezo a indagarme que es lo que quiero hacer a partir de mañana. Que necesito, que deseo.
Una amiga mona me dijo una vez que a veces intentaba ver las cosas como si fuese una cámara fotográfica. Ella era su propio zoom y su propio enfoque.
Y pongo en práctica su conducta cuando me siento inestable.

Las canciones que me hacen más felices son las que escucho una vez en la vida, no sé de quienes son, como se llaman ni de dónde vienen. Sigo la línea de la tiza. La línea de la sal y el azúcar.

lunes, 3 de enero de 2011

Newtopia

No hace falta tener un porqué o un objetivo. Prudentemente se gestó en mi corazón, palmas y apellido, las anónimas ganas de batallar. Digo que no existe la parte inconsciente e involuntaria de nuestro cerebro. No, al menos, para mí. Sí secundo la intuición, de todos modos. Personalmente creo que el hecho de realizar determinadas acciones, son parte concisas del consciente que llevamos con nosotros mismos cada ser humano. Nada puede irse al inconsciente o salir de ahí. Nada se hace inconscientemente; y vale así la redundancia, que por eso mismo, la mente es consciente de nuestros actos. Somos conscientes. Todo el tiempo.
Pero esta vez, una melancolía pasajera, descabaló mi eje por un momento dándole un giro inverso a lo que yo venia optando como pensamiento a seguir. Codicia de llevar mi cuerpo a manifestaciones pacifistas, y a luchas exteriores. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de la paz? El sosiego puede ser interno o social. La quietud y la unión pueden llegar a ser mundiales. Pero los problemas, la duda, la retorcida incógnita, el disgusto y la dificultad tienen un papel lo bastante importante como para que deseemos tan puramente la paz. ¿Me querrás entonces, cuando respiremos océanos de tranquilidad así como cuando le sonriamos a los obstáculos? Prométeme que me llevaras al deleitoso paraje de la lucha, alguna vez en la vida.
(dedicado a mí, tanto como a John Lennon)