viernes, 14 de enero de 2011

Telecabina mental


La luna es como un resplandor consistente que perdura ciertas noches y le otorga resplandor a nuestro orbe. Artemisa, su diosa, no es mas que un sobrevuelo mitológico. Pero una elevación fascinante.  ¿Tenemos una palabra que nos identifique? Podemos ser dioses de elementos materiales o de compartimientos afectivos. Divinidades y entes eternos de zonas inteligentes e ilegítimas. Husmear y atinar una dicción propia, hacerla inherente. Así, Atenea, diosa de la sabiduría. Ares, dios de la crueldad y Afrodita, diosa del amor. Yo quiero ser deidad.
Pinta sus ojos color clavel y un durazno que atiza la piel. Se convierte en mujer concupiscente, pero ella se viste para sí misma y para la integridad. Busca el equilibrio infinito entre ella misma y su propio mundo. Su boca azul se colma de arándanos rigurosos y masticables. Desobstruir sus talones para alcanzar la infinitud más cercana al soberano campo del cielo. Ella no busca el deceso, la caída o el crimen. Ella pretende andar a la caza de otros aires. Soplos soberbios que se fueron construyendo con la nigromancia del tiempo.
Quizás el equilibrio justo no sea escapar a todos las turbaciones y desasosiegos, y así creer que un está mejor consigo mismo. Sino atreverse a atravesar, dada la redundancia, el océano chispeante de aromas. Poseidón, capas de generar terremotos clandestinos para abordar la nave de sustentos a base de rabieta. Espero que no vuelva a pasar durante un extenso recorrido.
“Es la era de la telepatía” me aseveró. Y yo sonreí. A la  telecabina mental le es posible reconocer o saber anticipadamente ciertos instantes. A mí habitáculo. Podría ser esa mi palabra o mi función. Pero como ni la arpía sabe que vendrá luego, prefiero doblar por la siniestra y descubrir otros bosques.
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.” Mencionó Aristóteles. Y soy cada vez mas participe de aquella frase. No hay respuestas seguras ni preguntas exactas. El vigor es un enigma. Como la vista es al cuerpo, la razón es al espíritu”.
Quiero obtener un arrecife donde poder dormir despejadamente. Una piedra que se haga llamar Ana, que se me cruce cada vez que tenga que detenerme. Aunque también tendría un elefante, que representa el bloqueo a los obstáculos. Viviría en una extensa jofaina helada, pero asomaría mi cabeza al sol cuando quisiera salir del suasorio sueño.
“Está un poco apurada pero va despacio” Voy a empezar por cerrar los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario