Podríamos vivir unos docientos años, y sin embargo no me alcanzaría el tiempo para decirte todo esto. Jugarías a descubrir cuantas miradas se cruzaron; contarías cada bello proveniente de su pecho. Me contaste sobre tus planes para un futuro impreciso. Viajar a la luna, construir una casa. Llevarías a tu luna, un felino cariñoso que te cuenta historias antes de dormir. Y así mecerte en tu silla escuchando dulces melodías.
Entonces los celos aparecen. La luna se queja. Poca atención hacia ella, mucha hacia tu cuentacuentos. Pero está bien, el pasto no estaba pintado de verde en ese entonces. Esa noche las hojas verdes decorarían nuestros cuerpos. Serían tus dos amores fatales.
Y estaba mi historia también. Yo atravesaría el universo para llegar a él. Con todo mi amor para ti, querido sol, querido amor. Bailar en tu fuego, en tu calor. Me visitarías, eso me sedució a seguir con mis planes. Vos, mi madrina. Ella, llevaría mi vestido, me acompañaría al altar dejando un rastro de estrellas a su paso. También estaría mi galán de etiqueta, ese que siempre me saca una sonrisa. Bailamos el bals con meteoritos de fondo.
Esto va a durar todas nuestras vidas. El estar juntas jamás se va a terminar.
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