Me intriga el tiempo y el desván. Curioso el enigma del bitácora. Diván donde dejé mecer mis últimas ansias, cantando exclusivamente palabras ya enunciadas. ¿Qué es de esas miradas que se sintieron alguna vez? Reposan intactas en la cúpula de la mente, o se van perdiendo con la intensidad de los días. ¿Dónde están las lágrimas que inundaron las tazas de café? ¿Y dónde está el amor, que yo tanto busco?
Gris celestial que se impregna en la atmósfera universal, por el mal manejo del humo. Ciudades atestadas y contaminadas, quieren salir a en busca de un poco de distinción. Así, el amanecer enfervorizado retorna azafranado y se vuelve noche. Por que de noche sufren las iris, por que de noche yo no te encuentro.
Inmensidad en carmesí. Se siente cuando no sabemos que más hacer alrededor.
Vamos, aliviame con un ósculo tibio, de manera que pueda devolverte la caricia. Deja en mí el encanto de un hipocampo y tarasquea tus labios hasta moldearlos completamente. Reincorporame. Caminame.
De a poco voy sintiendo la distancia.
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