martes, 8 de marzo de 2011

Corchea.


A veces me preguntás.
A veces te quedás con las cuestiones a flor de piel.
En otras susurrás despacio.
Quizás me buscás. Solo cuando no te pica el pie.
Mientras te rascás me cantás una sonata a dos voces.
Y yo no entiendo. Me río, de lo ridículo de la situación.
Entonces encendés el televisor. Siempre lo mismo.
¿Querés escucharme? Prestá atención a las palabras que te voy a contar.
La mayoría son insignificantes, pero te pueden hacer bien.
Macanudo.

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