domingo, 10 de abril de 2011

Refleccionando ΙI

Ya les había contado de ese señor que no quería ser.
Bueno, el otro día me lo encontré en una avenida, sentado en el medio buscando una vida vacía.
No lograba entender, como hacía para no encontrarla. Yo me topo con su pared casi todos los días de mi vida, y corro con tal de no estrellarme. Pero no, parece que a él, el sol le asoma por la ventana todas las mañanas. Seguía sin comprenderlo. ¿Para qué cambiar una vida libre de angustias progresivas?. El tenía bastante claro su objetivo. Bajó la mirada y me dijo: - yo solo quiero ser aceptado, y hablar con los demás y contarles mis anécdotas libres de fuego y de calor, ¿es mucho pedir eso?. Ahí se quebró, lo consolé un par de minutos, ¿pero con que objetivo?, si yo daría cualquier cosa por vivir unos minutos su realidad. Me despedí, y me fui caminando a paso lento.

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